jueves, 20 de julio de 2017

He vuelto! Otra vez.


Hola hola Caracolas en el último mes he hecho arreglos en la casa, bueno yo no, los constructores. Se ha reparado el techo del patio, el tanque de agua se bajó y se limpió por dentro. Para finalizar se dió pintura a todo. Mirándolo ahora no estuvo taaaan caótico a no ser que cuente los martillazos que me puse a dar dentro del tanque con un cincel para quitar los restos de calcio que no salían fácil. Esa noche terminé con parkison en la mano y esquizofrenia porque escuchaba los quin quin quin! como si todavía estuviera dentro del tanque. 

Al final se probaron varias alternativas como, vinagre, cloro, un taladro con cepillo metálico y así salió la mayor parte. Al no tener el tanque instalado dependíamos del agua del edificio cuando hubiese. Hasta que el taladro se rompió... y al carajo! así ya lo vemos limpio, por lo menos mejor que como estaba.

Los constructores bueno.... de ellos sí voy a hablar pero con los nombres que se decían entre ellos. Otros... los bauticé yo. El jefe de la pandilla  brigada era El Muñeco, así le decían todos y más feo no podía estar, jajaja, le seguía Super Mario (así le puse yo) que tenía un overol azul y una gorrita blanca además de un bigote (es que así son los estereotipos jaja). Otro miembro de la pandilla  brigada, Florencio (también bautizado por mi) que lo único que hacía era florear*  y por último el Indio, que como su nombre indica era el que más trabajaba, y cantaba, y tomaba y... y...

Las funciones del Muñeco eran mandar y traer los materiales poco a poco porque no hay mucho espacio en un apartamento pequeño, Super Mario lo ayudaba a veces con la carretilla y su función principal era mirar y dar opiniones, hacer cuentos y encargarse de buscar el pomo de agua ejém alcohol. Ah! y comer. 

Florencio el pobre estaba más flaco... y no paraba de decir que era pintor y que cuando llegara a su casa tenía que terminar un cuadro y que si quería que me pintara uno a mi. Ah eso sí, fue un solo día a la obra y bajó los escombros de ese día, no quiso comer nada y eso que le brindé de todo lo que tenía, arroz amarillo?, un plátano? yogurt? un té? nada, ni agua tomó decía que era diabético. No entiendo nada y ustedes?.
A él le puse apellido: Florencio el Druida porque no se quitaba la mochila como si fuera su segunda piel guardando el preciado "pomo de agua". Y del Indio ya dije sus funciones.

Al final terminé hablando de la construcción y yo lo que quería contar era que ya he vuelto al blog y que no quiero dejarlo, así que me seguirán viendo por acá.

Aunque haya pasado un mes, 
si!