Hola Caracolas! Mientras escribo este post estoy acostada con música instrumental de fondo en la que cae lluvia. Admás tengo puesto un incienso de sándalo, esta mezcla me recuerda mucho mi primera y hasta ahora única, experiencia en un spa (inserte aquí suspiro grande). Es domingo en la noche y se me acabaron hace unos días mi plan de datos móviles, a Caracolo aún le quedan, pero la conexión no está muy buena últimamente, nos da para revisar Telegram y Twitter. Así que si todo sale bien mañana subiré el post, por ahora se queda en estas páginas de Libre Office.
El lunes pasado fuimos a La Feria del Libro, se celebra una vez al año en el mes de febrero en la fortaleza San Carlos de La Cabaña. Comienza en La Habana y luego se va trasladando por las provincias. Marcado! Otro propósito cumplido. Estuve decidida a ir este año como fuera.
Que sí, que ya estábamos avisados, que la Feria del Libro tiene de todo menos libros. OK
Igualmente yo quería ir. Me lo había propuesto y no sólo ir sino también disfrutarlo. Caracolo llevaba ese fin de semana sintiéndose mal del estómago y me temía que no podríamos ir el lunes. Luego de preguntarle unas miles de veces muy pocas veces, si creía que podíamos ir, me dijo que sí.
Llegamos a la Feria como a las cuatro de la tarde, bastante tarde considerando que cierra a las seis.
Así que todo lo que te pueda contar sucedió en 2 horas, me pareció muy poco tiempo pero aún así lo disfruté.
Estábamos preocupados por el transporte ya que nos costó trabajo encontrar algo para llegar y además no teniámos entradas, asi que teníamos que comprarlas allí. Nada más llegar caminamos apurados pasando carpas y carpas de comida, juguetes plásticos y ¿pamelas? Sí, venta de pamelas y otros sombreros en la Feria del Libro. ¿Cómo te quedas?
Empezamos el recorrido por la derecha entrando en el primer pabellón mochilas para niños, materiales escolares, muchos colorines y brilli-brilli, libros de colorear, uhmm que bonito, sigamos que esto no nos interesa. No salimos de ese pabellón sino que por otra salida que da con un pasillo que comunica con los demás. Entramos en el segundo pabellón, otra vez el mismo material, humm, será posible, ya de ahí caminamos más rápido a veces ni siquiera entrábamos, sólo asomando la cabeza podíamos ver que era más de lo mismo. Yo estaba buscando literatura del estilo, policiaco, terror, suspenso, alguna novela. También estaba buscando una agenda.
Topamos con una mesa en un rincón donde ofertaban a gritos 3 libros por un precio y allí me interesé por dos y el tercero cómo venía de oferta escogí uno de un capítulos de Expedientes X. Seguimos caminando y me llamó la atención unos estandartes de Juego de Tronos, y empujé a Caracolo a entrar. Preciosidades en estantes, vimos varias ediciones de la saga de Harry Potter, Juego de Tronos y Doctor Who, pero todo por encima de nuestros bolsillos, además los libros de HarryPotter ya los tengo en la edición de Salamandra. Durante esta búsqueda siempre pasábamos de largo más y más mesas de lo mismo, incluso habían bolsos, carteras, monederos. WTF! Si fuese en el Morro que es el área destinada para las artesanías y venta de variedades, pero no, ahí estaban. !Llévate tu bolso con un librito de colorear y un frasquito de hacer pompas!
Sin embargo como estaba interesada en una agenda me fijaba bien por las mesas que pasábamos aunque fueran de colorines. Me encontré una azul que servía para cualquier año eran solo páginas rayadas y una hoja con una Ilustración de los 500 años de La Habana, no me gustó muy seria, muy sosa. No es lo mío. Me encontré otra de Ladybug, me acordé un montón de Lorzagirl, pero tampoco me gustó, muy pequeña y pocas hojas más bien era una libretica al igual que otra que vi y me tentó de Frida Khalo, pero no.
En otro estante vimos muchos libros clásicos, Romeo y Julieta, La Metamorfosis, etc, ahí es cuando Caracolo se interesa por primera vez en un libro y es en Fausto de Goethe, siempre quiso conseguir ese libro y la calidad de impresión estaba muy buena, incluso pidió sacarlo de su nylon para verlo por dentro. Cuando nos dijeron el precio, se quedó dudando que si sí, que si no, y como señal de que le quiero mucho lo saqué de su sufrimiento y le dije a la mujer tome cóbrelo ya.
Al final saliendo de ese laberinto de pabellones, pasamos a otra área al aire libre con vistas a la bahía que me encanta. Allí se combinaban toldos gastronómicos con toldos de libros más-de-lo-mismo y ahí encontré la agenda roja, con suficientes páginas para el año con bordes dorados y me sentí satisfecha. Caracolo... más o menos...
Caracolo: Me estoy sintiendo mal del estómago, busquemos el baño.
Caracola: Vale te espero afuera.
Caracolo: Listo.
Caracola: Te sientes mejor? Tengo hambre.
Caracolo: Más o menos. No debería comer nada.
Caracola: Comemos paletica de chocolate, y galleticas y refrescos!
Caracolo: ....
Nos sentamos a comer y disfrutar del hermoso paisaje.
Caracolo: Deberíamos irnos ya.
Caracola: Vale, ya casi está al cerrar de todas formas. Vamos a tomarnos...
Caracolo: Más nada! Que no puedo.
Caracola: iba a decir tomarnos unos selfies.
Caracolo: Bueno uno rapidito.
Caracola: ... pero aquí delante de todo el mundo...
cuak
Salimos de la feria con un total de 5 libros (uno de ellos de segunda mano) y una agenda.
Y yo con una brocheta de cerdo con piña que agarré antes de irnos junto con una piña colada.
Qué?
No me juzquen!
El que se sentía mal del estómago era Caracolo no yo.