Estas navidades las empezamos a celebrar desde el 2 de diciembre, día en que arribamos al pueblo de Caracolo. Fuimos a principios de mes para coincidir con tíaCaracolo que vino de los Estados Unidos y hacía años que no nos veía face-to-face. El viaje para qué contar… bueno sí… lo contaré sino para qué tengo blog.
El ómnibus sale a las 4:45 am eso ha sido siempre así. Nosotros salimos de casa a medianoche, por qué? Porque después no sabemos si llegaremos a tiempo debido al transporte que de madrugada es escaso/malo/una-caca-de-vaca-paca. Con tan buena suerte que cogimos un taxi enseguida llegando a las 12:30 a la terminal. Es lo que siempre hacemos, pasar la noche en la terminal, pero esta vez no nos dejaron pasar a la sala de espera. Mierda. Tuvimos que esperar en unos bancos sin espaldar hasta las 3 am, ya que según el guardia sólo se puede entrar una hora antes de la salida. Vaya mierda de regla, si la sala estaba vacía, qué más le da.
Pero yo mente feliz de poder ir al pueblo de Caracolo y vacacionar.
El ómnibus llegó y estábamos tan cansados que nos dormimos sentados en los asientos que nos correspondían, antes de que nos chequearan los tickets de los pasajes. (Que es lo primero que hacen antes de arrancar). Me abrigué superbién para no pasar frío y no despertarme en todo el viaje. Llegué entumecida porque no me moví del asiento ni me bajé en las paradas que hace por el camino en otras provincias para que los pasajeros hagan lo normal (comer, ir al baño, estirar las patas, fumar, etc...) A mí no me gusta lo normal. Yo no quiero comer nada por ahí, ni ir a baños públicos, eww. Yo hiberno esas 4 horas y pico. Muy a gustito no estaba porque íbamos como sardinas en lata, los asientos muy pegados y una mochila encima, pero tenía mucho sueño acumulado, que se yo, de tres meses durmiendo en hospitales.
Al sentir la guagua temblequear y sacudirse entendí que estábamos llegando, es el aviso de que la carretera se pone mala de baches y piedras. Avisé a mi suegra que estábamos llegando y que le avisaba otra vez cuando viese la entrada del pueblo…
…y me quedé dormida otra vez. No le pude avisar.
Este viaje no llevamos maletines.
Caracolo: Caracola vamos por 8 días, no empaques en maletines, nada de equipaje sólo una mochila para cada uno.
Caracola: Y si hace frío? Y si hace calor? Y si vamos a la playa o salimos a comer. Y si me invitan al concurso de belleza del pueblo, y si gano? Qué me pongo? Eh eh eh??!!
Caracolo: DOS MO-CHI-LAS…
Es que es un insensible. Pero como tiene razón y al final era poco tiempo llevé ropa mayormente negra que pega con tó… y leggins, y un chándal, y mi abriguito, y 3 juegos de dormir, y un vestido, bufanda, medias, y 3 shorts, y dos bikinis. Y para qué dos bikinis? Pues porque sí, yo tengo mis cosas. Eso sí solo dos pares de sandalias más las que llevaba puestas. Esa es mi versión de empacar poco. Siempre se puede ir "algo" de polizón en la mochila de Caracolo.
Pos eso… que llegamos a la terminal del pueblo de Caracolo y no había un alma esperándonos, humm esto está raro… no pude hacer el chiste tradición de permiso-permiso con mi suegro, ni decirle a mi suegra que está como una Barbie. Como no teníamos que esperar que descargaran los equipajes, Caracolo tomó mi mano me arrastró en dirección a su casa y yo no lo podía creer iba caminando mirando hacia atrás a ver si reconocía a alguien familiar y nada. Cuando estábamos doblando la esquina del edificio de Caracolo alguien en bici le dice: Caracolo, allá atrás viene corriendo tu mamá tratando de alcanzarlos.
A ver, dos cosas, es que no es normal que la guagua llegue en tiempo, y que "alguien" se durmiera y no avisara que ya entraban al pueblo, bueno, eso si es normal.
Continuará…
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